Estos panes con harina, salvado y maíz además del agregado de cebolla quedan muy pero muy bien.
Son fáciles de hacer y al saborearlos se destaca muy bien la mezcla de sabores.
El resultado……. más que bueno!
Cantidad: 2 panes grandes
INGREDIENTES
1 taza de salvado
1 y 1/4 taza de harina de maíz
2 tazas de agua caliente (500cc.)
2 cucharadas de miel
1 cucharada de azúcar negra
1 cucharada de sal
100gramos de manteca (mantequilla)
1 cebolla mediana
1/2 taza de agua tibia (125cc.)
70gramos de levadura fresca o 2 y 1/2 cucharadas de levadura seca
7 tazas de harina (800gramos)
Para pintar los panes
Huevo batido
Semillas de calabaza tostadas
PREPARACION
Armado de la masa.
Poner en un recipiente grande el salvado y la harina de maíz.
Incorporar de a poco y siempre revolviendo el agua caliente hasta formar una crema.
Agregar la miel, el azúcar negra, la sal y la manteca.
Mezclar hasta que esté todo integrado.
Licuar la cebolla en el agua tibia e incorporarla a la preparación anterior.
Cuando toda esta preparación esté tibia, incorporar la levadura desgranada e ir mezclando hasta que la levadura esté disuelta y forme parte de los ingredientes.
Volcar la mitad de la harina y con cuchara de madera incorporarla a la preparación.
Luego el resto de la harina procediendo igual.
Una vez toda integrada volcarla sobre la mesa enharinada y terminar de armar la masa trabajando con las manos.
Amasado. La textura de la masa que se logra es pegajosa y sin forma definida.
Para cambiar su textura debemos de amasarla trabajándola con las manos y sobre una mesa ligeramente enharinada.
Para que el amasado no se dificulte se empleará harina para que la masa no se pegue ni en las manos ni en la mesa.
Se apoya una de las manos en la parte inferior de la masa y con la otra se va estirando la masa tomándola de los bordes superiores y volviéndola a replegar.
Esto se hace varias veces seguida para luego girar la masa 45º y volver a repetir.
Una vez que la masa ha cambiado su textura se intercalan estos movimientos con algunos golpes.
Se toma la masa con ambas manos y se tira sobre la mesa varias veces seguidas.
Y así se contínua, estirando, replegando y golpeando hasta que sea necesario.
A medida que se va trabajando la masa, la cantidad de harina que se necesita es cada vez menos.
Hasta llegar a poder manejarla a nuestro gusto sin casi necesidad de ella.
La masa se torna, suave, elástica, lisa.
Se forma entonces un bollo que se alisa bien con las manos.
Se pone en un recipiente con suficiente capacidad como para que la masa pueda levar el doble de su tamaño cómodamente.
Se cubre con nailon ( plástico, poliuretano ) y con un paño. Se pone en un lugar cálido y se deja que la masa se relaje tranquila y duplique su volumen.
Armado de los panes.
Una vez leudada la masa se unde el puño en la misma para desgasificarla.
Con este movimiento lo que se logra es quitarle todo el aire y retome su volumen inicial.
Se vuelca sobre la mesa ligeramente aceitada.
Se divide en dos partes, una un poco mayor que la otra.
La parte mayor se divide en tres partes iguales formando un rollo con cada una de ellas.
Se arma la trenza y se apoya en una placa limpia ( sin enmantecar, ni aceitar ).
El resto de la masa se divide en dos partes iguales que se van cruzando.
Una vez terminada se coloca sobre la placa dejando algo de distancia entre una y otra.
Se pintan con huevo batido y se cubren con las semillas.
Se apoya sobre la cocina se cubre con un paño y se deja levar durante 10 minutos aproximadamente.
Se lleva a un horno suave 165º hasta que los panes hayan terminado de levar y comiencen a formar corteza.
Se terminan de cocinar elevando la temperatura del horno a un poco más de moderado 190º
Durante está última etapa se vuelven a pintar una o dos veces más.
Retirarlos una vez cocidos y dorados.