Este pan se realizó con el agregado de salvado de avena que cuenta con mucho aporte de fibra. Tratamos de aportar al pan ingredientes que beneficien a nuestro organismo y acostumbrarlos que al incorporarlos, estamos beneficiándonos además de enriquecer el sabor del pan.
Cantidad: 2 trenzas grandes, 12 panes chicos
INGREDIENTES
Espumado
✔ 60 gramos de levadura fresca o 2 cucharadas de levadura seca
✔ 1 cucharada de azúcar
✔ 2 cucharadas de harina
✔ ½ taza de agua tibia
Masa
✔ 1 y ½ kg de harina de trigo
✔ 200 gramos de salvado de avena
✔ 60 gramos de leche en polvo
✔ 1 cucharada de miel (o azúcar)
✔ 1 y ½ cucharada de sal
✔ ¾ taza de aceite
✔ 100 gramos de mantequilla pomada
✔ Agua cantidad necesaria
Relleno de queso
✔ 300 gramos de queso rallado (un queso de sabor más bien fuerte)
✔ 2 huevos
✔ 50 gramos de mantequilla
✔ Sal, pimienta a gusto
PREPARACIÓN
Relleno de queso
Mezclar todos los ingredientes hasta formar una pasta maleable. Reservar.
Espumado
Colocar en un tazón, la levadura, el azúcar, la harina y el agua templada.
Mezclar todos los ingredientes y tapar el recipiente.
Dejarlo en un lugar cálido hasta que la levadura espume, es decir se disuelva la levadura y leve formando espuma. Aproximadamente 10 minutos.
Masa
Poner en un recipiente grande, la harina, el salvado de avena, la sal y la leche en polvo.
Mezclar estos ingredientes y hacer un hoyo en el centro.
Agregarle la miel, el aceite y la mantequilla.
Mezclar e incorporar estos ingredientes a la mezcla de harina.
Verter la levadura espumada y agregarle agua de a poco hasta formar una masa pegajosa pero que se desprenda del recipiente.
Volcar la masa sobre la mesada enharinada y comenzar a amasarla siempre ayudándonos con un poco de harina hasta que la masa a medida que la trabajamos va desarrollando su gluten y cambiando su textura.
Se convierte en una masa lisa, elástica, sedosa y ya no se pega ni en la mesada ni en las manos.
Una vez lograda esta textura, que aproximadamente puede llevarnos 10 minutos, formamos un bollo con ella y lo colocamos en un recipiente enharinado y lo suficientemente grande como para que la masa pueda expandirse y alcanzar durante su descanso el doble de su volumen.
Cubrimos el recipiente con nailon o papel film y lo colocamos fuera de corrientes de aire en un lugar cálido para que el levado se acelere.
Una vez que la masa duplicó su volumen al doble, la volcamos sobre la mesada y la apretamos un poco para quitarle todo el aire que acumuló y que retorne a su tamaño inicial.
Formamos un rollo con la masa y cortamos la tres cuarta parte del mismo.
Esa tres cuarta parte la dividimos en dos.
Tomamos una de ellas y estiramos la masa con el palo de amasar hasta formar un rectángulo de 3mm de espesor.
Tomamos la mitad del relleno de queso y formamos un cilindro con las manos. Lo colocamos en el medio del rectángulo, a lo largo.
A los costados del mismo, con un cuchillo vamos haciendo cortes sesgados todo a lo largo con una distancia de 5cm entre uno y otro y de ambos lados.
Tomamos una de las tiras y la vamos cruzando hacia el otro lado.
Y así continuamos en forma intercalada con un lado y otro entrecruzando las tiras que va formando un trenzado que decora y cubre el relleno.
Pintamos la trenza con huevo batido, si se quiere podemos esparcir semillas, esparcimos una cucharada de azúcar y dejamos que descanse y aumente, cubierto con un paño durante una media hora o más.
Con el resto de la masa formamos panes chicos con la forma que más nos guste.
Precalentamos el horno al máximo. Una vez caliente colocamos los panes en la parte más alta del horno y dejamos que se cocinen.
Aproximadamente 30 minutos (esto dependerá de cada horno).
Dejamos que se cocinen con el horno bien caliente durante 10 o 12 minutos o hasta que estén bien levados.
Luego bajamos la temperatura del horno a 180º y dejamos que terminen de cocinarse y dorarse tranquilos.
Para congelar
Como siempre decimos podemos congelarlos guardados en bolsas de freezer de alta densidad una vez que los panes estén tibios.
Durante 3 meses.