Con un poco de imaginación se pueden crear panes distintos empleando cereales, harinas distintas, semillas …en fin hay que probar y luego seleccionar las que mejor quedan. Hoy les ofrecemos éste que lleva semillas de fenogreco, de lino y de quinoa. También es bueno saber que la quinoa tiene un altísimo valor de proteínas además de minerales y vitaminas.
INGREDIENTES
✔ ½ Kg de harina integral (4 tazas más 2 cucharadas)
✔ 200 gramos de salvado de avena
✔ 1 kg de harina de trigo 000 (o la que tengan disponible)
✔ 2 cucharadas de leche en polvo que mejora la textura y el sabor de la masa (optativo)
✔ 1 cucharada de sal
✔ 1 cucharada de azúcar rubio (o azúcar común)
✔ 50 gramos de semillas de fenogreco
✔ 100 gramos de semillas de quinoa previamente lavadas
✔ 100 gramos de semillas de lino
✔ 100 gramos de levadura fresca o 3 y ½ cucharadas de levadura seca
✔ 3 tazas de agua tibia (750 gramos)
✔ 1 taza de aceite
PREPARACIÓN
Poner en un recipiente grande, la harina integral, el salvado, la harina de trigo, la leche en polvo, la sal y el azúcar.
Mezclar bien estos ingredientes.
Aparte, colocar las semillas de quinoa en un colador y enjuagarlas varias veces bajo el chorro de la canilla para retirarle la película que la recubre que es de sabor amargo.
Dejarla escurrir bien.
Colocar en una sartén las semillas de fenogreco, de lino y de quinoa.
Agregarle 1 cucharadita de azúcar, pizca de sal y gotas de aceite.
Llevar al fuego e ir mezclando 2 minutos o hasta que los ingredientes se hayan mezclado bien con el resto de los ingredientes.
Retirarlas e integrarlas a las harinas.
Formar un hoyo en el centro e incorporar la levadura desgranada.
Alrededor de la harina el aceite y en la levadura ir agregándole agua mientras se va integrando la harina mezclando con una cuchara.
Una vez integrada el agua el resultado debe ser una masa muy pegajosa pero que logra desprenderse de los bordes del recipiente.
La mezcla obtenida debe ser blanda y pegajosa. De no ser así agregar agua hasta lograrlo.
Volcar la masa sobre la mesa enharinada y comenzar a amasarla siempre con ayuda de algo de harina.
A medida que se va amasando la masa va tomando otra consistencia y aspecto hasta lograr que quede, lisa, elástica, blanda y nada pegajosa.
Estas son las características que debe tener la masa terminada.
Formar un bollo y colocarlo en un recipiente que sea suficientemente cómodo para que la masa pueda levar duplicando su tamaño sin dificultad.
Cubrir el recipiente con nailon o papel film y colocarlo en un lugar cálido fuera de corrientes de aire.
Dejar que leve tranquilamente hasta que nos muestre un aspecto de pelota bien inflada.
El tiempo que demora está directamente ligado a la temperatura ambiente del lugar.
Más cálido el ambiente menor tiempo de levado.
Una vez levada la masa se vuelca sobre la mesa ligeramente aceitada y se amasa solo lo suficiente como para quitarle el aire que absorbió y retornarla a su tamaño inicial.
Dividir la masa en porciones. La cantidad de porciones estará relacionada a la cantidad y al tamaño de panes que queramos hacer.
Tomar cada una de esas porciones y estirarla un poco con el palo de amasar.
Arrollarlo y afinar las puntas dándole forma de baguette.
Acomodarlas sobre una placa limpia.
Una vez acomodados los panes, se toma un cuchillo afilado o un cutter y se hacen 1 y 2 cortes en cada baguette.
Cubrirlos con un paño y dejarlos levar aproximadamente ½ hora.
Precalentar el horno a una temperatura 200º bien caliente.
Se pintan los panes simplemente con agua o con huevo batido.
Colocar los panes en la parte alta del horno y dejarlos cocinar unos 15 o 20 minutos o hasta que los panes estén bien levados y dorados.
Retirarlos y dejarlos enfriar.
Cuando nos dedicamos a amasar lo hacemos como en este caso para que nos salga pan para muchos días. Aprovechamos a congelarlo para mantenerlos como recién hechos.
Para ello una vez que están tibios se guardan en bolsas aptas para freezer, se cierran bien y se congelan.
Se van sacando a medida que se necesitan y se descongelan rápidamente en el microondas.